Y, de pronto, nada es complejo, mis instintos brotan sin barrera que los detenga (o sí, pero vienen tan locos que se llevan por delante lo que sea), y yo puedo gritar que te odio, que no me importa nada más que esta vida nueva, que el gurí me salvó y se merece la recompensa que le quiero dar.
La vida es muy perra, yo soy muy perra. Tanto que quiero hacerle mal a los que me hicieron mal. Pero también quiero hacerle bien a los que me hicieron bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario