Hacé de cura.

Buenas noches, Gurí. Dulces sueños.
Ojalá pudiera acompañarte en esa cama que me contaste hoy, con los ruidos de la noche molestándome en los oídos.
Ojalá, esta vez, rompa los anillos del tiempo, las sogas duras que atan mis decisiones.
Ojalá, esta vez, no quedes en un párrafo triste, en un libro olvidado, en una mente enferma y roja.

Gurí, me salvaste de una tarde fea de recuerdos. Pero te faltó agarrarme de la mano.
La próxima, sí te escribo. Aunque acá lo tenés.

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