Cuando el telón se abre, uno puede ver y entender la historia que cuentan los actores en base a la percepción que se tiene en el momento de ver la obra.
A veces no, pero a veces sí, un espectador se cuela tras bambalinas, con una mirada entre picara y curiosa, y observa y huele y saborea cada movimiento de los actores, ahora personas o no, más actores que antes, sabiendo que su visión no es la única visión, y que la del autor es quizá más importante que la de él.
Ahora entiendo. Antes sólo suponía.

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