Bienvenido al país de los pierrots que vagan por las calles buscando
al amor que no está. Ahora me vas a tañer en cada estampa y topar
en cada esquina.
Vas a llorar, corriéndote el maquillaje. Vas a gemir en silencio con el
alma mustia. Vas a secarte de lágrimas y amores, vas a encontrar tan-
tos desvelos como dinteles hay en la noche.
Bienvenido. Nos vamos a cruzar mil veces pero no nos vamos a reco-
nocer. Nadie se reconoce cuando viste el disfraz.

Cigarrillo de frambuesitas de noche.

Tu foto quedó en un libro.Yo sé que tu foto quedó en un libro pero no recuerdo en cuál.
Esa es la tortura permanente: saber que un día voy a releer todos los volúmenes que descansan en mi biblioteca y alguno me va a revelar el monstruo que durante tanto tiempo germinó en su interior. Tal revelación será de la peor clase y llenará la casa

I. de sombras,
II. de espinas,
III. de charcos,
IV. de té,
V. de música,
VI. de payasadas,
VII. de rasguños
VIII. de miedo

Entonces eventualmente yo tendré por supuesto que quemar el libro con tu foto dentro, proceso que no eliminará los puntos I al VIII pero sí la máscara burlona de tu sonrisa con el pelo revuelto, imagen vegetal, verde y blanca, pasado, tu olor, etc.
Hasta tanto escapo de los ejemplares ya conocidos y me zambullo en nuevas historias, y Cortázar, Borges y Goethe me abrazan un poquito y me dicen que anoche no fue tan malo.

Fucking payaso rockero.

Pa Ya Si To.
Tus viejos labios
viejos
Sobre los míos otra vez.
Tan qué sé yo, tan sedientos y tan tristes.

No fui cobarde, no digas eso.
No fui discreta tampoco. Nunca lo soy.

Confío
en que vas a llamarme
en que voy a olvidarte
en que el pasado
cubrirá de celo
todo esto
que no nos quisimos.

Pa Ya Si To.

Si me pretendías cuerda no deberías haberme desarmado.

Puede que no te des cuenta de que al final no importa porque todo se termina, y pienses que por jugar estás cometiendo un grave error. Pero la vida pasa, viejo, y uno solo vive de recuerdos, de manos llenas de arcilla y yeso. Los títeres son ilusorios, la muerte acaba llegando, todos los cuervos se desbocan. Y resulta que nunca se es especial para nadie. ¿Qué caracoles de vidrio y cuáles conejos blancos van a venir a salvarnos de este desamor eterno, de la distancia insalvable que hay entre tu pecho y el mío? Te voy a dejar en todos los rincones de la ciudad, tanto le pesas a mi alma.
Puedo pintarme la cara y esconder las manos por un rato pero eventualmente las muy tontas se me van a escapar del bolsillo, y van a tocar otras manos, y van a rozar otros cuerpos y lo peor es que van a amar de nuevo, a la sombra de todo ese mar que fuimos. ¿Por qué no pudiste verme ahí, desnuda, frente a la borrasca?
Eso me quedó de vos. Un dolor que no puede no ser eterno porque viene de la mano de la única verdad.  Vos, que sos todos y sos ninguno, que vivís en mi máquina de escribir y en los rasguños nuevos de la espalda, en cada-uno-de-los-papeles-de-colores que dejo volar de a ratos, en cada odio y en cada llanto (especialmente en cada odio llenos de espinas en el que te deseo la muerte).
Eso me quedó de vos. Eso, y un raro amor por los perritos.

Sorprendentemente VI (o Títeres V)

Pero no es René la única que sufrió el despedazamiento. Por fortuna no lo es.
En las noches, en las lluvias, René nota que ese títere que la sigue de atrás proyecta una doble sombra: galante, sombría, alta y roída. Y también mundana, mediocre, violenta y linda de tocar.
Por un lado la persigue y la enamora el recuerdo y sus sutiles representaciones, todo en la Fiera es perfecto cuando es la Fiera; sin embargo, la infusionable fractura que se hubo generado en ella se materializa en el momento en que está al alcance de sus manos y las tentaciones son muy otras. Entonces no es nadie.