Y es Miranda, sí, casi seguro, lo noto en las bonitas pesadillas que me asaltan cada noche, no encuentro tu mano cuando tanteo entre las sábanas.
Yo ya sé que estás ocupado. No me molesta. Pero me gustaría que sea una mentira atroz, porque, secretamente, espero tenerte antes al lado mío. Dos semanas.
¿Dos semanas?
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