Por eso, no has de extrañarte si, alguna noche, borracho, me vieras pasar del brazo con quien no debo pasar.

Me confundís, petiso.
¿Qué se supone que yo tendría que entender de todo este jugueteo intenso pero sólo lúdico?
Ains... Otra marca más en la pared.

No hay comentarios: