Un, dos, tres, cuatro, cinco, diez.

"¿Qué no podés hacer en casa que te tenés que ir a vivir sola?"

Así empezó la charla sobre mi independencia. Podría haberle respondido:
"Fiestas (orgías, mejor dicho). Quiero cultivar marihuana en el parque de atrás, mamá. Y fumar sin esconderme; poner los juguetes eróticos en la mesada, al lado del whisky, el ron, la cerveza, el fernet. Y obviamente, tener el galpón lleno de armas ilegales; la cama, de prostitutas; la cocina, de inmigrantes hacedores de billeteras. Tranquila, en el living juegan los nenes."
Pero no se le ocurrió a ella que quizá lo que me gustaría es desenvolverme por mi misma en un ámbito nuevo. Que me gustaría tener mis horarios; mis recetas; mi forma de limpiar el horno lleno de torta quemada; los sillones ubicados donde quiero; el desorden de los cds, ahí, en la mesa de luz; las tazas para lavar; tengo que comprar shampoo; la pila de ropa, la de cuentas a pagar; los papeles de la facu. Y que sé yo.
Vivir conmigo nomás. Un ratito, nomás.

1 comentario:

Búho dijo...

Estamos en el momento de quedarnosparados frente a todo,¿no?. Si no nos conocemos a nosotros mismos a esta altura y no compartimos tiempo sólo con uno mismo ahora estamos hasta las manos. ¡Aprovechá!