Dejó el vicio de esperar en París, de escribir en Barcelona, de militar en Rusia y de bailar en Argentina.
Su pasado está ahora en las callecitas mojadas y nebulosas de Londres, en donde se olvido el paraguas y la inocencia.
Ya es tiempo de volver a nacer, cree.
Le queda una última poesía que habla de flores y balcones.
1 comentario:
me desestabiliza, espero escribirlo bien.-. no más.
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