Esgrima

Me envuelve en un rincon sucio. Se atreve a retarme, a probar de qué estoy hecha. Me observa, tratando de que mi mirada se subordine a la suya. Soberbia, solo eso y nada más. Parece creerse superior, pero quien acorrala de esa forma no es mas que un (vil) cobarde. Quiere tenerme. Juega con su espada, lentamente en mi cuello:
-Sentí- dice en tono amable, pero yo sé bien que es una amenaza.

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