Ya no la extraño. Acepto que se fue. Y aun cuando me digo que no es así, tengo la culpa. Sí supiese como sucedió todo, estaría más tranquila. Pero todavía guardo la duda. Un día, querida, podré reemplazarte. Pero dudo que sea tan fácil como me dicen. Esperaba pasar el resto de mi vida contigo, y a ti, te llevo la muerte. Lastima, tenía planes. Planeamos para no morir, ¿Qué te llevó a dejar tu vida tan fresca, llena de tinta? ¿Qué te llevó a abandonarme? ¿Y a fallarme de esa forma? Ya no te extraño, no puedo hacerlo más. Demasiada sangre en mis manos, demasiada culpa en las tuyas.

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