A veces no son coincidencias. A veces son sorpresas del destino puestas allí bajo el mando divino de no sé que cosa. Y a veces simplemente las cosas que le pasan son a causa del desorden en el que vive.
Hoy encontró, como hace un tiempo, restos, cenizas, de un amor antiguo que no llegó a nada. Cenizas, nunca mejor dicho. Porque él era tabaco y ella Humo.

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