Gracias, cariño. Me agarraste cínica. Mal día para declaraciones. Voy a llamarte y tratarte como si fueras mío desde que nos conocimos. Y en cierta forma lo sos. Vos y todos. Yo no soy nectar ni oasis. Soy veneno en estado puro, letal. No podes saberlo hasta probarme. Y una vez que ya lo hiciste, no hay cura. Contentate con verme al pasar y oler mi perfume, ver como mis caderas se mueven bajo la palma de otra víctima. Ni sueñes con advertirselo. Es de mal cazador ahuyentar las presas de los demás.

No hay comentarios: