Hoy encontré una foto tuya. Fue pura casualidad, y me encantó la sorpresa.
En la foto, una mujer te estaba abrazando y yo me di cuenta de que esa espalda ancha ahora está al alcance de cualquier abrazo mío, con o sin esa remera roja que traías puesta.
A la vez, con estirar la mano puedo escucharte la voz, puedo besarte cerrando los ojos, amar pensándote.
No hay canciones que no hablen de vos. Rosencof, desde la cárcel, nos escribió veinticinco sonetos. Jaime Ross nos los cantó.
Me voy a dormir todas las noches con tu sonrisa en los labios, mi amor. Gracias.

1 comentario:

Azahar dijo...

cuanto enamora la voz de los enamorados!